viernes, 30 de mayo de 2014

NOS SIGUEN ROBANDO LA BENDICIÓN

 Miguel A. Matos
República Dominicana es un país que ha sido bendecido por Dios, de distintas maneras, a través de las promesas hechas al patriarca Abraham, y no obstante ser parte de una isla, que comparte con la República hermana de Haití, tiene una extensión de 48 mil kilómetros cuadrados y una población de alrededor de más de 9 millones de habitantes, milagrosamente sobrevive pese a huracanes, sequías, terremotos y administraciones gubernamentales cuestionables que ha sufrido en los últimos 84 años.

Siempre se ha dicho que República Dominicana es un país rico, pero muy mal administrado, y sólo se benefician de la bendición divina un grupito poderoso que en lugar de servirle a su patria, se sirven de ella. En estos últimos años han surgido, de los gobiernos que hemos tenido, una casta de millonarios, que le han robado la bendición al pueblo, lucrándose indebidamente con los dineros del erario.

¿Qué relación tiene el patriarca Abraham con la República Dominicana? Y la respuesta obligada es la siguiente:

La bendición de Abraham, cae en los que ayudan a su descendencia que son los judíos, como está escrito en la Biblia, en Génesis 12:1-3: "Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y  engrandecerá tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra".

Los que han robado la bendición de Dios, en cuanto a lo económico, han provocado una situación muy lamentable, porque debido a acciones corruptas, de todos conocidas,  han hecho desaparecer a la clase media, a aumentar la pobreza de manera escandalosa, y la mendicidad se ha convertido en una calamidad endémica.

Es lamentable que algunos de nuestros políticos han querido tapar el sol con un dedo, pero la realidad es que el país está viviendo momentos difíciles, pero no es culpa del régimen del Presidente Danilo Medina, del que todavía se esperan otros importantes cambios, pese a que apenas cumplió dos años en el poder, sino de algunos de sus antecesores.

En la actualidad el pueblo es víctima  de una crisis económica heredada, inseguridad ciudadana,  bajo nivel del sistema educativo, pese a los esfuerzos que se hace ahora para mejorarlo,  insalubridad, desempleo, narcotráfico, feminicidios, homicidios, asaltos, robos en casas habitadas, estafas, violaciones, alto costo de la vida, crisis energética y otras lacras que nos acogotan.

Todo estos problemas,  nos roban la bendición de Dios, la cual recibimos, cuando República Dominicana fue uno de los 13 países de América Latina que apoyó el reconocimiento  del Estado de Israel, el pueblo escogido por Dios, ante las Naciones Unidas el 29 de noviembre de 1947.

También traigo a colación que además, el país, en el 1930, recibió en su territorio a más de 100 mil judíos, cuando muchos países se abstuvieron de brindarle ayuda. Estos judíos encontraron un hogar en la comunidad de Sosúa, Puerto Plata, donde vivieron en paz.

Durante la estadía de los judíos, la comunidad de Sosúa progresó, convirtiéndose en una rica elaboradora de productos lácteos, cría de ganados vacunos y producción agrícola. Todavía residen allí algunos descendientes de esos colonos judíos.

En cuanto a la migración de los hebreos, se estableció un museo, representando a las dos comunidades mencionadas, en la que se describe la conmovedora historia compartida por judíos y dominicanos, desde finales de la década del 1930, cuando los pueblos del mundo no estuvieron dispuestos a brindarle  ayuda a los  judíos, “la  República Dominicana, les  abrió  las puertas de su territorio y los corazones de sus habitantes”.

"La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella", Proverbios 10:22. Los que creen a Dios, en su palabra y la obedecen, deben orar para que nadie nos siga robando las bendiciones que este país ha recibido y seguirá recibiendo para el disfrute de todos sus habitantes.


Fuente: La Biblia.

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